Queridos lectores, hemos trasladado nuestra Bitácora de Maratania a http://maratania.es/bitacora/
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El 28 de diciembre, Manuel Jesús Roldán y Fran Silva firmaron libros de Montañés a sus lectores. En esta grata costumbre, numerosas personas pasaron por la librería Beta: la encantadora Aniceta; Eduardo, el joven hermano de Pasión que desde Madrid viene todas las navidades a Sevilla y aprovecha para servir a su Hermandad; la mujer de un conocido exhermano mayor…
En este invierno de sequía, la lluvia vino a visitarnos, casualmente, esa tarde y el público que entraba en la librería aumentaba o disminuía según venía un chaparrón o escampaba. Como en un día de Semana Santa, pendientes de la lluvia. Algo muy cofrade, ¿cómo no iba a ser así con el libro relacionado la Semana Santa más importante de este año y los próximos?
Recuerdo un maravilloso día en Roma recorriendo todas las iglesias que albergaban cuadros de Caravaggio. No sería menos bello recorrer la ruta de Montañés.
Me he entretenido en localizar en el plano de Sevilla los distintos lugares donde se ubican obras de Montañés. Me he quedado asombrado. Posiblemente, si a cualquier sevillano le preguntasen dónde hay obras del genial imaginero diría el Salvador, quizá la Catedral, a lo mejor el Museo. Sin embargo hay 23 sitios. Sólo puedo decir una cosa: recórre esa ruta.
Como ayuda os adjunto el índice de nuesto libro Montañés de Manuel Jesús Roldán y Fran Silva:
Niño Jesús, Iglesia del Sagrario 1606 + 38 años
Santa Ana y la Virgen, Convento de Santa Ana 1630 + 62 años
Santa Ana y la Virgen, Iglesia del Buen Suceso 1633 + 65 años
Cristo de la Clemencia, Catedral de Santa María de la Sede 1606 + 38 años
Jesús de la Pasión, Colegiata del Salvador 1615 + 47 años
Cristo de los Desamparados, Convento del Santo Ángel 1617 + 49 años
San Cristóbal, Iglesia del Divino Salvador 1597 + 29 años
San Juan Bautista, Convento de Santa Ana ca. 1604 + 36 años
Santo Domingo Penitente, Museo de Bellas Artes 1609 + 41 años
San Juan Bautista y San Juan Evangelista, Convento de San Leandro 1622 + 54 años
San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja, Iglesia de la Anunciación 1610 (SI)+ 42 años 1624 (SF) + 56 años
San Bruno, Museo de Bellas Artes 1634 + 66 años
San Juan Bautista y San Juan Evangelista, Convento de Santa Paula 1638 + 70 años
Retablo lateral, Capilla de San Onofre 1604 + 36 años
Relieve de las Dos Trinidades, San Ildefonso 1609 + 41 años
Retablo del Juicio Final, Convento de Santa Isabel 1611 + 43 años
San Isidoro del Campo, Convento de San Isidoro del Campo 1613 + 45 años
San Juan Bautista, Iglesia de la Anunciación 1620 + 52 años
Santa Clara, Convento de Santa Clara 1621 + 53 años
Retablo de Francisco de Rioja, Convento de las Teresas 1627 + 59 años
Relieve de San Juan Evangelista en la Tina, Museo de Bellas Artes 1638 + 70 años
Retablo Mayor, Parroquia de San Lorenzo 1638 + 70 años
La Virgen y San José, Iglesia de San Antonio Abad 1605 + 37 años
La Inmaculada Concepción, Catedral de Santa María de la Sede 1630 + 62 años
La Inmaculada Concepción, Iglesia de la Anunciación 1630 + 62 años
La Estigmatización de San Francisco, Iglesia de San Buenaventura 1594 + 26 años
Inmaculada, Parroquia de San Julián
Inmaculada, Parroquia de San Andrés
San José con el Niño, Convento de San José (“Las Teresas”)
San Pablo, Iglesia de la Magdalena.
Hace solo un año, no estaba entre mis proyectos. Sin embargo, el 8 de octubre se había hecho realidad y se presentaba en Cajasol en un multitudinario acto “MONTAÑÉS – Juan Martínez Montañés y su obra sevillana”.
En febrero de este 2015, Manuel Jesús Roldán me llamó para proponerme que hiciésemos este libro que tendría como protagonista las fotografías de Fran Silva en el marco de la celebración del IV centenario de la talla de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Afortunadamente, logró convencerme y superé los miedos que las hojas de cálculo que hice me crearon sobre las sumas de ingresos y gastos. Con esfuerzo e ilusión, en nueve meses hemos conseguido un bello libro que contribuirá a dar a conocer en mayor medida la figura de uno de los más universales artistas de la Escuela Sevillana de Escultura.
Conocía a Fran Silva, como tantos más, por sus magistrales fotos de Jesús de la Pasión. Cada una de sus fotos me habían asombrado por su originalidad, por su riqueza de matices, por superar la difícil prueba de hacer nueva cada reiterada foto del mismo motivo: el genial nazareno labrado por Montañés. Creo que su labor en este libro ha sido magistral.
Esta obra comparte la filosofía de los libros que hemos ido publicando durante los quince años de existencia de Maratania: en gran medida, los libros de gran formato pueden tener excelentes textos o no, excelentes gráficos o no, pero, en numerosas ocasiones, ambos parecen ignorase mutuamente; por el contrario, en nuestros libros, siempre hemos buscado que textos y fotos colaboren entre ellos para que la imagen ayude a la comprensión del texto, para que el texto ayude a disfrutar de la imagen.
El libro se inicia con un extraordinario prólogo de un conocido profesor y comunicador sevillano que según nos dice, transcribe un texto del propio Martínez Montañés y que nos asoma al alma del escultor que contempla su obra, en la que logra vislumbrar al propio Dios: “La ciudad está tocada por el cristal de la gracia. Acaba de salir de la Iglesia. En su policromía aún lleva restos de penumbra. La mirada baja es la suprema demostración de la belleza que esconde en su interior. Es Jesús de la Pasión. Pero no os confundáis. No salió de mis manos. Mis labios aún tienen fuerza para proclamarlo: -En Verdad ésta es obra de Dios, no mía…”
Continúa con la introducción biográfica de Manuel Jesús Roldán a la que sigue la presentación de las obras sevillanas de Montañés. Éstas se distribuyen en los siguientes apartados: Infancia, Pasión, Santos, Retablos, Virgen María y Atribuciones. Cada una de las obras cuenta con numerosas herramientas que contribuyen a que la lectura sea más fructuosa. De esta manera, Manuel Jesús Roldan y Fran Silva nos regalan una completa semblanza de Montañés a través de un diseño moderno y visual.
Esta obra ha sido posible gracias a la sabiduría, arrojo y generosidad de Manuel Jesús y la ilusión, originalidad y buen arte de Fran. Pero el motor que nos ha movido a todos ha sido la pasión por Pasión.
Y de la pasión a Pasión, mi maestro fue mi propio padre, Francisco Navarro Sánchez del Campo, Hermano Mayor y Medalla de Oro de la Hermandad de Pasión a la que entregó por completo su vida. Por eso, en mi mente siempre estuvo él y, con él, todos los hermanos de la cofradía que nos hemos sucedido en estos quinientos años, los Antonio Lafarque, Eduardo León, José Sierra, Juan Fernández, Manuel Fernández Piedra, Miguel Bermudo, Paulino de Leyva, Sebastián y Bandarán, Angelita de Dios Jurado y todos los que, al contemplar la bella imagen labrada por Montañés, descubrieron, en su dulce rostro, el Amor, el Perdón, la Misericordia y, convertidos a Él, decidieron ser su cirineo.
En 1174, el califa almohade Abu Yaqub Yusuf (¿-1184) ordenó construir un puente para unir las orillas del Guadalquivir. Lo compusieron barcas sujetas entre sí sobre las que se colocaron los tableros. Durante el XVII se realizaron proyectos para su sustitución pero esto no se hizo realidad hasta la construcción del Puente de Isabel II, popularmente conocido como el de Triana. Hasta la llegada del siglo XX, fue el único puente que unía Sevilla con Triana salvando el Guadalquivir.
Unido al inicio de la Revolución Industrial, el primer puente de hierro lo construyó Abraham Darby en Inglaterra en 1779. Con este se iniciaba la arquitectura del hierro que tanta importancia tuvo en el siglo XIX. Aquí, habría que esperar a 1852, cuando se inauguró el puente de Isabel II. Es la primera obra de arquitectura en hierro de Sevilla y de las primeras de España. Pero esta no supuso ningún cambio en las tendencias arquitectónicas de la ciudad y son escasas las muestras de aquella, así el Mercado del Barranco (1883), la desaparecida Pasarela (1896) o la Estación de Córdoba (1901).
El puente de Triana se unió al conjunto de medidas que para modernizar la ciudad se llevaron a cabo durante el reinado de Isabel II. Entre estas, en el año 1859 con el alcalde Juan José García de Vinuesa (1859-1865), se estableció el trazado de la red ferroviaria. La línea Sevilla-Córdoba se instaló en la plaza de Armas y, en San Bernardo, la línea Sevilla-Cádiz. Este hecho, si bien supuso una revolución en los transportes en Andalucía Occidental y reforzó el papel económico de Sevilla, también provocó graves problemas urbanísticos. Las líneas férreas estrangularon la ciudad, impidiendo la comunicación eficiente entre el centro y la periferia, lo que sólo se solventó con las obras realizadas en 1992 y la inauguración de la estación de Santa Justa.
El puente de Triana en nuestro libro «Y Sevilla»
Construído entre 1847 y 1852, el puente de Triana lo proyectaron los ingenieros franceses Gustavo Steinacher y Fernando Bernadet inspirados en el parisino del Carroussel. Lo forman cuatro bloques de piedra unidos por tres grandes arcos de hierro con anillos que conectan éstos y el tablero. En su construcción intervino la fundición de San Antonio del catalán Narciso Bonaplata, el cual, por otra parte, unido al vasco José María de Ibarra, propuso la celebración de la Feria de Abril en 1847.
Su construcción supuso el derribo del castillo de San Jorge, que había servido de defensa y permitido el desarrollo del arrabal de Triana. Fue este castillo, también, sede de la inquisición desde 1481 a 1785 cuando se trasladó al colegio de las Becas en la Alameda. Sobre el solar se encuentra el mercado de Triana, donde todavía de puede contemplar los cimientos del castillo.
Cuando el año pasado ganamos la Liga Europa en Turín, había una certidumbre, un confiado anhelo, una clara visión de que en Varsovia repetiríamos este sueño. Y así ha sido, porque cuando el amor, la fe y la esperanza se unen para recorrer un camino, no hay obstáculo que aparte de la meta Y ya son cuatro, donde nadie antes llegó, solo el Sevilla F.C.
Fue la de Eindhoven la de la euforia, la de explosión de júbilo, la del éxtasis por ser de nuevo campeones tras tantos lustros de espera. La de Glasgow fue la del orgullo de sentirnos los mejores: en Europa, en la Copa del Rey, en la liga.
La de Turín fue la de la humilde constancia, la de no perder nunca la esperanza y luchar hasta el final. Ese postrero gol de Stéphane M’Bia nos hizo de nuevo creyentes y volver a recordar que lo mejor siempre está por llegar.
La de este año ha sido la de la gloria, la de alcanzar lo que antes nadie vio, la del Sevilla tetracampeón; la de saber que ya, para siempre, nuestro Sevilla será historia legendaria del fútbol europeo.
Sin embargo, si el fútbol tiene algo de importancia no es ni por sus triunfos ni por sus derrotas sino porque estos nos abren las puertas de nuestros más profundos sentimientos, de nuestros más profundos recuerdos, de aquello que es más íntimo. Por eso, dejadme que os cuente que esta copa será para mí la de la felicidad con mi hijo de mi mano, por primera vez caminado juntos hacia el Sánchez-Pizjuán en las semifinales; cantando los mismos himnos, abrazándonos por los mismos goles, volviendo alegres a casa; con la seguridad de que un día, ya mayor, cuando yo ya no esté y el me recuerde en un nuevo triunfo de un futuro Sevilla campeón, yo estaré allí con él, en lo más querido de su memoria.
Y por todo ello, gracias, Sevilla, gracias campeón… y de la misma manera que concluí el año pasado concluyo hoy: «queremos más, porque el Sevilla FC está entre los elegidos y porque, en la orilla que de niño yo elegí, se exige siempre soñar con más.»
Las ciudades, reflejo de la personalidad de sus habitantes, tienen vida propia y su fisonomía cambia. En ciudades históricas como Sevilla, con un patrimonio histórico abrumador, es fundamental determinar cómo se combina la natural defensa de esa herencia con su obligada evolución para hacerla habitable. Ese es, basicamente, el tema del que trató el «Encuentro Internacional de Arquitectura Contemporáneas en Ciudades Históricas» que se celebró en Sevilla en septiembre de 2013 con la presencia de un nutrido número de expertos internacionales. Maratania ha tenido el honor de producir para la Gerencia de Urbanismo el libro que recoge el informe final en español e inglés de dicho Encuentro. Diseño. maquetación, gran parte de las fotografías y el seguimiento de la impresión ha corrido por nuestra cuenta. que ha contado con la inestimable asistencia en la coordinación de Isabel Evans.
En la elección de las fotografías se han seguido diversos criterios: recoger imágenes del propio Encuentro, mostrar los edificios sevillanos catalogados como Patrimonio Mundial, ilustrar ejemplos de arquitectura contemporánea en nuestra ciudad y, también, su relación con el caserío histórico.
Me gustaría compartir en este artículo alguna de las conclusiones generales:
«La necesidad de salir de los enfoques tradicionales y de tener en cuenta otras disciplinas, como los avances en neurociencia sobre la visión de la integración de la gestión del patrimonio urbano protegido en todo el proceso de planificación urbana.
Tanto los cambios en las morfologías urbanas y en las tecnologías y materiales como las necesidades de los habitantes llaman a la revisión de la sobreprotección y de los usos turísticos de los lugares y conjuntos históricos.
Las preocupaciones medioambientales, disminuyendo el consumo de energía y la contaminación causada por el crecimiento urbano, requiere respuestas drásticas para redefinir la gestión, protección y uso del patrimonio urbano. También requiere reflexión sobre los conceptos de patrimonio urbano e integridad.
Los conceptos deben ser revisados y el concepto de Paisaje Urbano Histórico debe ser clarificado, explicado y se deben desarrollar instrumentos para su uso…
Rechazar la antigua regla de tabula rasa y de patrimonio moderno por el bien de la modernidad y el uso de arquitectura contemporánea de negocioscomo símbolo de progreso y desarrollo económico.
Finalmente, la necesidad de diseñar y adoptar instrumentos normativos y herramientas para evaluar el impacto de la arquitectura contemporánea en las áreas históricas y sus territorios…
Los estudios del impacto deben llevarse a cabo antes de la realización de las obras arquitectónicas de mediana y gran escala, así como antes de las transformaciones urbanas o grandes infraestructuras, entendiendo siempre la ciudad como un organismo vivo en un proceso de cambio dinámico…
También fue destacada la necesidad de que los ciudadanos se involucren en los procesos de toma de decisiones sobre planificación urbana, así como la necesidad de que haya una colaboración entre las administraciones local, regional y central…»
Sevilla no es amiga del burdo disfraz sino de la sutil apariencia, de un cuidado ocultarse que parece fortuito. Esta parte de su alma se refleja en su cuerpo, en su arquitectura. De esta manera, es frecuente ver edificios singulares yuxtapuestos a residencias como si el azar los hubiese mezclado. Casas señoriales, conventos e iglesias se descubren por nuestras calles como tímidos de mostrar su grandeza. Es el caso, también, de la plaza de Toros.
En 1733, la Real Maestranza de Caballería obtuvo de Felipe V el permiso para la construcción de una plaza de toros en el monte del Baratillo. Realizada en madera, constituyó la primera plaza redonda de España. En 1761, con proyecto del arquitecto Vicente San Martín, se inició la que conocemos en la actualidad. Sin embargo, habría que esperar hasta 1881 para verla concluida con las obras que dirigió en esta última fase Juan Talavera de la Vega. Durante este transcurso de tiempo, se fueron adosando edificios en torno a ésta. Esto supuso que la circunferencia perfecta que se proyectó inicialmente se tornara en imposible, obligando a adaptar el edificio, incluyendo el ruedo, al solar resultante de esta yuxtaposición. Como resultado de ello, sólo desde el Paseo Colón se ofrece, en su fachada principal, al paseante que la observa. En Adriano, los distintos edificios que se le superponen la ocultan por completo; solo las puertas que se abren a la calle nos recuerdan su presencia.
Así es Sevilla, donde no es oro todo lo que reluce y donde los mejores diamantes se ocultan.
Disculpadme, reconozco que he hecho fotografías en Semana Santa. Y pido disculpas porque una de las plagas que tiene la desmedida Semana Santa actual es la de cámaras y móviles haciendo fotos o vídeos. ¡Cuánto se sufre cuando solo quieres vivir el momento y encuentras brazos en alto intentando hacer memorable ese momento en una imagen! Lo triste es que la mayoría de las fotos que hacemos no merecen el daño que provocamos con nuestro afán. A pesar de lo dicho, me atrevo a presentaros algunas de las mías y, en este enlace, más
(Os imagináis, en un futuro, una Semana Santa llena de drones fotografiando y filmando)